martes, 9 de agosto de 2016

06

Ven aquí...

gatito, gatito, gatito;




PARANOIA.





"¡Buenos días! estás en La Radio del Pueblo, donde tenemos los mejores éxitos de tus bandas favoritas, la estación que te une con todos tus amigos. Son las nueve de la mañana y es lunes, ¡Vamos! arranquemos motores con una de las canciones más pedidas; esto es para ustedes, porque así lo pidieron; no se olviden de mi nombre: Estela Cortes y mi amigo ¡Jorge Trueba está en  los  controles! Los teléfonos para complacencias son:7882341 y terminación 5 . ¡Venga, Jorge; que inicie la canción!"


Después del día de trabajo; Estela sale de la oficina, guarda su portafolio en el maletero, enciende el carro y se dirige hacia la casa de la madre. Pasa por su niño, discute sobre responsabilidades con la anciana y va a cenar a un lugar barato. Luego, llega al departamento con el niño en brazos; se quita los zapatos en el área de la sala, donde hay un poco de alfombra. Lleva al hijo al cuarto y lo acomoda en la cama. Después regresa a la cocineta por un vaso de agua. mientras toma un poco observa la ventana...

...

"-¿En serio ese es tu nombre? Y no te da miedo que puedas ahuyentar a los hombres con tu amenaza. "Hola, Soy Es...TE LA COR TO!"-

-¡Ya callate Luciano! Ella no tuvo la culpa de que la llamaran así.-

Luego ella salía corriendo..."

El bebe ha llorado. Estela entonces decide regresar a la habitación. 

¿Acaso dejé la ventana abierta?



Una ráfaga entraba, movía toda la cortina y dejaba ver un taburete tirado. Los cajones vaciados, los papeles volando al aire.

Estela miró sin atención. Fue por su niño para calmarle. Luego de cantarle algunas nanas regreso al lugar cerca de la ventana.

-¿pero qué pasó aquí?

Estela acomodó al bebé en la silla para comer. Luego corrió al desordenado taburete:

-Todas mis cartas, ¡se las llevó!-

Inmediatamente se levantó, fue por su móvil y llamó a su mejor amiga.

-¿Ana María? Perdón, sé que es tarde.  Es que estoy muy asustada...

Del otro lado de la línea:

-No, no te apures amiga. ¿Qué pasa? Tranquila, no... No llores, relájate y cuéntame. ¿Cómo pasó? ¿Cómo dio contigo? Espera, tranquila. Voy para allá; mientras, ¿confías en alguno de tus vecinos? Anda, sal de tu casa y ve para allá. Sí, nos vemos con la señora Amparo-. 

Estela colgó. Miro a su bebé y se dirigió hacia él; pero algo la interrumpió.

La puerta del armario sonaba. Estela fue y la abrió. Entre las sombras una sonrisa brillante y maquiavélica se exponía al brillo de la luna, asomada por la ventana. Un gigante galgo de oscura piel mostraba su dentadura.

Estela cerró la puerta y se desmayó.


"-¿Para qué corres? Eso no cambiará nada. Seguirás siendo Estela a pesar de que odies tu nombre; y continuarás con tu vida, así con tus errores, tropiezos, fallas.-una voz decía.



-Corro, porque me place y porque me hace sentir libre. Si tuviera alas, ¡volaría!  pero hago lo que puedo con lo que tengo.-

-Acéptalo, tú huyes. Y corres porque tienes miedo de que te alcancen. Corres para olvidar, corres para dejar de sentir el dolor entre tus huesos. No eres más que una simple hembra corriente, y corriendo vas por aquí... por allá; huyendo.- 


De pronto, una luz se acercaba... -Estela, ¿estás bien? Estela tu bebé llora. Estela, tú eres más fuerte que todos los demonios que te esten lastimando. Estela, resiste... 






Estela despertó.

El perro había desaparecido. Ana María había llegado, pero ¿a dónde fueron los recuerdos, los sueños, las alucinaciones?