sábado, 24 de septiembre de 2016

07

GRACIAS AL FÚTBOL.


Salió sola de noche, María. Llevó consigo solo el monedero y las llaves. A nadie le dio explicación, únicamente gritó: ¡Ahora vuelvo, no tardo! En la casa abundaba la indiferencia pra ella y el ruido del televisor prendido para el fútbol con toda la atención vuelta hacia él.  María sabía que era el momento oportuno para ir al teléfono de monedas.


El número tenía lada de un lugar lejano. Contestó una voz masculina, familiar: 

-¿Julián? Que bueno que me contestas lo que pasa es que...-

-María, ¡qué gusto! ¿cómo estás? Oye, no reconocí el número, ¿de dónde me hablas? ¿Cambiaste el teléfono?-

-Lo que pasa es que Alejandro me descubrió el teléfono...-

-Ay María, no puedo creer que tú dejes que te pase esto.-

-¡Sí! Por eso te marco desde el público de la calle. Julián, ya no puedo seguir viviendo más con esta situación. Mira que ahora él me ha golpeado. Además que vivo en una prisión, ahora pude salir gracias  a que está viendo el fútbol con sus amigos y ya anda medio ebrio. Julián, eres el único amigo que tengo. Por favor, ayúdame. 

-María, sabes que te quiero demasiado. Pero yo ¿qué puedo hacer si vivo hasta Colima?

-Sabes que no te lo pediría si no fuera necesario. Además he marcado a los números de mis otras amistades y ya están fuera de servicio.

-Ay, María... No te hagas. Soy tu único amigo. 

-Bueno, sí. Ya lo sabes. Julián, tengo miedo.

...