jueves, 2 de febrero de 2017

Sesenta y seis

                                     


Ayer lo vi. Mi reacción fue curiosa al verle, aunque fuese de lejos. 


Paseaba por la tienda departamental, mi hermana compraría un atuendo para su primera fiesta de oficina y yo le estaba aconsejando. De pronto en la fila de caja miré el rostro similar al de un misógino, un adicto, un loco. Sólo lo vi de lejos, así que no lo salude. Yo empecé a congelarme y la verdad no quería distraerlo; el tipo se veía ocupado cargando tanta lencería, llamando por celular. Se notaba abrumado; así que fui a buscar a mi hermana; de pronto me perdí...

"¡Baila, baila no pares de bailar! ¿Tienes sed? Ten, toma de mi bebida." 

La adrenalina recorrió mis venas. Ellos no pensaron si yo era diabética, o hipertensa ellos solo vieron un pedazo de carne para mascar. 

Fue entonces cuando todo para mí era "EUFORIA". ¡Que viva la fiesta! 

"Bailando, bailando, amigos...¡Adiós!
¡adiós!"


De pronto sólo éramos él y yo; me había llevado a su oficina.

"El silencio loco." 


¡Ey! ¿Por qué me besas?

¡Ey! ¿Por qué me quitas los pantalones?
¡Ey! ¡Tú tienes esposa!
¡Ey! ¿Qué? ¿Qué haces?
¡Ey! ¡Me duele!
¡Ey! ¡Ey! ¡EYY!


Comencé a llorar, el cínico me reprocho mil cosas. Que parecía una niña, que no tenía experiencia, que necesitaba conocer más sobre el mundo...

-¿Por qué lloras? La verdad tuviste suerte, mira que yo estoy guapo.-

Después de eso perdí la conciencia.

A las dos semanas me despidieron. Su justificación: Yo no tenía experiencia. Entonces me cambié de ciudad, de país; aprendí un nuevo idioma y aquí estoy... conociendo la belleza de esto que se dice "México".




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P.D.Y aquí he aprendido que si cierro ciclos (o puertas) nuevas oportunidades han de llegar (o nuevas puertas se abrirán).