lunes, 27 de marzo de 2017



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Marina.

A mi me gusta llevar al viaje todo tipo de vergas. Una nunca sabe que tormentas puedas encontrarte en el traslado de un lado a otro. Que si hay mucha lluvia, que si se tiene que aprovechar el viento...

Verga de savia, verga de cebadera, verga de abanicos... Todo el barco vale verga cuando se llena la fragata y los marinos cantan para despedirse de sus familias.

¡Adiós Roxette! ¡Adiós Elisa! 

Ya dentro en los misteriosos océanos, cuando el clima cambia todos los marinos se preparan para cualquier cambio inesperado que venga desde el cielo. 

Después de varios días y noches, al fin se ha llegado al puerto. La buena noticia es que no hubo altercados, por eso todo salió según lo acordado. Cuando se llegó a puerto, ya era el atardecer; por lo que se decidió por pasear y regresar temprano al barco para dormir un poco. Al día siguiente se realizarían los planes de compra-venta; entre otros acuerdos.

Cuando amaneció, toda la navegación se sorprendió al ver el barco lleno de cacas de palumba.