I.
Recibieron con ramos de olivo y laureles al hombre que había levantado a la caída.
¡Gracias! Tú si eres nuestro héroe verdadero.
¡Bendito seas!
¡Alabado!
Y él sonreía. Sonreía y callaba. Callaba porque al fin toda la gloria que había esperado recibir, la estaba obteniendo.
Caballeros (porque siempre se refería así) quiero decirles que yo sólo soy un ciudadano más; estoy seguro que cualquiera de ustedes, en mi lugar hubiera actuado igual.
-El sacerdote no lo hizo.-dijo alguien del vulgo.
-Tampoco el levita-
-El sacerdote, pues a lo mejor iba leyendo, no se dio cuenta y pues ¡los de Leví están bien ciegos! Seguramente ni la vió, los mejores somos los de Samaria. ¡Brindemos por eso!
¡Sí!
Y todos los reunidos se dispusieron a beber.
Hasta las tres de la mañana,
y cantó el gallo.
Todos negaron a la gitana.
II.
Hace tiempo, Magdalena, "La Maga" estuvo trabajando en el área de Palestina. Daba clases y contaba cuentos en talleres. Hasta que cierto día un hombre la violentó, contó mitos infames sobre ella.
El pueblo simplemente la apedreo hasta que ella tuvo que regresar a su natal Argentina.
De San Miguel de Tucumán es ella y Lanus, es el pueblo en donde la mano de dios prohibe que entre cualquier acto que perjudique al país propio.
La Maga regresó pues; y coincidió que Argentina rompió relaciones políticas con Palestina.
III.
Welcome to Mexico!
En una carpa se conocieron el buen hombre y La Maga. El hombre no estaba haciendo lo que su aparente renombre le llama y la maga enseña, pero ahora a otra audiencia.
Ella lee cartas; nigromancia. Vio al hombre y no sólo le adivinó el futuro, le ayudó a construirlo.