martes, 4 de octubre de 2016

08

El Buen Samaritano. 

I.

Recibieron con ramos de olivo y laureles al hombre que había levantado a la caída.

¡Gracias! Tú si eres nuestro héroe verdadero.

¡Bendito seas!

¡Alabado!

Y él sonreía. Sonreía y callaba. Callaba porque al fin toda la gloria que había esperado recibir, la estaba obteniendo.

Caballeros (porque siempre se refería así) quiero decirles que yo sólo soy un ciudadano más; estoy seguro que cualquiera de ustedes, en mi lugar hubiera actuado igual.

-El sacerdote no lo hizo.-dijo alguien del vulgo.

-Tampoco el levita-

-El sacerdote, pues a lo mejor iba leyendo, no se dio cuenta y pues ¡los de Leví están bien ciegos! Seguramente ni la vió, los mejores somos los de Samaria. ¡Brindemos por eso!

¡Sí!

Y todos los reunidos se dispusieron a beber.

Hasta las tres de la mañana,

y cantó el gallo.


Todos negaron a la gitana.


II.

Hace tiempo, Magdalena, "La Maga" estuvo trabajando en el área de Palestina. Daba clases y contaba cuentos en talleres. Hasta que cierto día un hombre la violentó, contó mitos infames sobre ella.

El pueblo simplemente la apedreo hasta que ella tuvo que regresar a su natal Argentina.

De San Miguel de Tucumán es ella y Lanus, es el pueblo en donde la mano de dios prohibe que entre cualquier acto que perjudique al país propio.

La Maga regresó pues; y coincidió que Argentina rompió relaciones políticas con Palestina.


III.

Welcome to Mexico!

En una carpa se conocieron el buen hombre y La Maga. El hombre no estaba haciendo lo que su aparente renombre le llama y la maga enseña, pero ahora a otra audiencia.

Ella lee cartas; nigromancia. Vio al hombre y no sólo le adivinó el futuro, le ayudó a construirlo.